Seguramente has visto pequeñas etiquetas con números pegadas en frutas y verduras cuando haces tus compras. Algunas incluso han llegado hasta tu boca por accidente. Estas diminutas piezas de papel o plástico son mucho más importantes de lo que parecen. Se llaman etiquetas PLU y, aunque están presentes en millones de productos frescos alrededor del mundo, pocas personas conocen su verdadera función.
En el retail, las etiquetas PLU cumplen un papel crucial para clasificar, identificar precios y asegurar la trazabilidad de los productos frescos no empacados. No obstante, aunque parezca simples, su uso incorrecto puede acarrear graves consecuencias operativas, legales y de reputación para supermercados, productores y distribuidores. En este artículo, exploraremos a fondo lo que nadie te dice sobre estas etiquetas, sus riesgos y cómo gestionarlas adecuadamente.
El término PLU proviene del inglés Price Look-Up. Son un sistema internacional de codificación utilizado para identificar productos frescos vendidos a granel. Cada código PLU está compuesto por una serie de cuatro o cinco dígitos que permiten al cajero identificar rápidamente el producto y su precio al momento del cobro. Las etiquetas PLU son identificadores numéricos compuestos por 4 o 5 dígitos, asignados por la Federación Internacional para Normas de Productos (IFPS)
El Código PLU no solo agiliza la operación en el punto de venta, sino que también facilita la gestión del inventario, el control de calidad y el cumplimiento de normativas alimentarias.
Gracias a estas etiquetas, un producto como una manzana roja puede tener distintos códigos según si es convencional, orgánico o modificado genéticamente. Todo esto lo revelan cuatro o cinco dígitos.
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El uso más común del Código PLU está en frutas y verduras frescas que se venden por unidad o peso, sin empaque. Estas etiquetas son aplicadas directamente sobre la piel del producto y su objetivo es facilitar la identificación durante el proceso de venta.
Por ejemplo:
Este sencillo sistema permite a los empleados del supermercado distinguir entre tipos de productos visualmente similares, pero con valores comerciales y nutricionales distintos. Además, permite al consumidor informado saber más sobre lo que está comprando simplemente observando la etiqueta PLU.
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Pongamos como ejemplo las manzanas, una de las frutas más vendidas en retail. El sistema PLU asigna diferentes códigos según el tipo de producción:
Como puedes ver, una simple etiqueta puede cambiar totalmente la percepción y el valor del producto. Las etiquetas PLU permiten estas distinciones con solo añadir un prefijo. Pero si la impresión del número es incorrecta o ilegible, el producto podría clasificarse mal, generando problemas operativos y legales.
Riesgos operativos de las etiquetas PLU en el punto de venta
Aunque las etiquetas PLU son herramientas poderosas, también conllevan ciertos riesgos operativos que suelen pasarse por alto en los supermercados y cadenas de retail.
Uno de los problemas más comunes es la asignación incorrecta del código PLU. Ya sea por error humano, problemas en la impresión o software desactualizado, una mala codificación puede generar discrepancias en el cobro. Esto puede traducirse en pérdidas económicas, reclamos de clientes o incluso sanciones por parte de las autoridades si el producto está etiquetado como algo que no es.
Las etiquetas PLU son clave para la trazabilidad. Si se cae la etiqueta o el número no corresponde con lo registrado en el sistema, se pierde el rastro del producto. Esto puede tener consecuencias graves, especialmente en casos donde se requiere retirar productos contaminados o hacer auditorías de origen.
En el caso de productos orgánicos o con denominación de origen, un error en el código PLU puede acarrear sanciones legales o administrativas. Algunos organismos de certificación tienen reglas estrictas sobre el etiquetado. Una etiqueta incorrecta podría hacer que un lote completo sea rechazado, causando pérdidas importantes para el negocio.
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El impacto de las etiquetas PLU no se limita al área operativa. También influyen directamente en la experiencia del cliente y la percepción de marca.
Los consumidores actuales están más informados y conocen el significado de cada código PLU. Cuando una fruta tiene una etiqueta incorrecta, ausente o ilegible, surge la desconfianza: ¿es realmente orgánica? ¿Estoy pagando más por algo convencional? Esta incertidumbre puede frenar la compra y afectar la percepción de honestidad del negocio.
Una etiqueta PLU mal colocada, arrugada o sucia puede parecer un error menor, pero transmite un mensaje de falta de cuidado. Si un supermercado no presta atención a estos detalles visibles, el cliente puede asumir que hay otros procesos igualmente descuidados.
Cuando el Código PLU no coincide con el sistema, pueden generarse errores de precio. Esto provoca retrasos en la caja, explicaciones incómodas y una experiencia de compra negativa. Incluso un pequeño error puede generar molestia y pérdida de confianza.
Los errores constantes con etiquetas PLU pueden derivar en quejas, devoluciones y reseñas negativas en redes sociales. Un incidente aislado puede amplificarse y dañar la reputación de la tienda o la marca, afectando la fidelidad del cliente a largo plazo.
Para evitar los problemas mencionados, es fundamental aplicar buenas prácticas en el uso de etiquetas PLU. Aquí te presentamos algunas acciones que puede llevar a cabo para obtener una mejor imagen y reputación:
El sistema de código PLU está vivo. Nuevos productos entran al mercado y los códigos pueden cambiar. Es vital que las empresas verifiquen regularmente la base de datos oficial de la IFPS y mantengan sincronizados sus sistemas internos de inventario y punto de venta.
Las frutas y verduras son superficies complicadas: húmedas, irregulares y con cera. Las etiquetas PLU deben estar diseñadas con materiales duraderos, resistentes a la humedad y con adhesivos seguros que no dañen el producto. En Elipower ofrecemos soluciones de etiquetado especializadas que aseguran legibilidad y adherencia incluso en condiciones extremas..
Las etiquetas PLU son más que simples números en frutas o verduras: representan eficiencia, transparencia y confianza tanto para el consumidor como para los negocios. Sin embargo, su mal uso puede generar desde pérdidas económicas hasta daños irreparables en la reputación de una marca. Por eso, es crucial contar con etiquetas de calidad, bien impresas y con materiales resistentes.
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